Capitulo Segundo
Entonces, suele pasar. Un viejo que habla huevadas, al lado de un vaso de vino. Sillas que hablan y comentan en el fondo de una sala de restaurante cerca de casa. Entre empanadas fritas, Pedro lía una a una las sílabas, las palabras y las frases.
Sigue las acciones; Juan de la Rosa trabajó siempre debajo del mundo, más abajo del sol. Maria Nicolasa y la plantación impróspera, manzanas verdes y rojas, papas, choclos. El sol implacable, sesgando algo más que los ojos o la vista.
Entonces, volviendo al viejo frente mío. Ríe suavemente, entornando los labios, sigue con los recuerdos. Pasa por una adolescencia trabajada, por una mujeres más o menos. El sol pegando fuerte y algunos viajes fuera de casa y de la provincia, el mundo fuera del cerco y del mundo bajo del mundo.
Crecer no es fácil, descuelgo de sus palabras directas, indirectamente, ayuda a entenderme en ese bar cuando y oyendo a un viejo diciéndome el siglo de punta a cabo.
Qué más me puede decir, que me puede hablar, hasta donde llegamos en las posibilidades de vivir algo ajeno y cercano a la vez. Casi en trance el viejo larga el palabron suelto, franco avanza entre Marmadoque Grove y los cien días, las mujeres de vida fácil, la búsqueda del oro, la soledad, la pobreza y el sol implacable, siempre.
1 Comments:
At 7:34 PM, merluzita said…
vaya !
la historia cada vez avanza más y nos vamos a encontrando con un personaje, q hasta ahora me resulta genial.
ta piola la cosa , me gusta harto la forma de redacción y como que me imagino la situación, de alguien que escucha a este caballero, de como se van dando las cosas ...
ahora hay q ir viendo que pasara con don pedro ...
nos vemos rodrigo
besos y abrazos!
gab!ta
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